Siempre se debe comprobar la autenticidad de la piedra para saber si es auténtica o no. Para esta labor existe el Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda (CDTEC). Para saber cómo funciona, Su director, Luis Gabriel Angarita, nos lo cuenta…

El Centro de Desarrollo Tecnológico de la Esmeralda (CDTEC), es la única institución en Latinoamérica que son capaces de estableces reportes gemológicos con la misma exactitud que los demás laboratorios de reconocido prestigio que hay en el resto del mundo. Se invirtieron más de 2 millones de dólares en equipamiento. Entre su equipo destacan máquinas como un espectroscopio Raman, un espectroscopio infrarrojo, un ultravioleta visible y uno de fluorescencia de rayos X por energía dispersiva. Todos cumplen tareas altamente especializadas para descubrir con fiabilidad el estado de las gemas.

A él llegan más de 100 muestras a examinar. Entre estas muestras la mayoría son esmeraldas y diamantes. Comienzan el examen de cada una de ellas y al finalizar, los clientes reciben un un certificado favorable si las piedras son naturales. En el caso de las esmeraldas de indica si son de procedencia colombiana o no.

Existen muchas exploraciones de piedras preciosas en el mundo y es fácil confundir si una esmeralda es de origen colombiana o de Etiopía, Afganistán, sintética… Si los expertos las pueden confundir aún sabiendo mucho de ellas, cualquier persona de a pie que adquiera una en el mercado, puede ser engañado fácilmente. Como dice el refrán, «no todo lo que brilla es oro y no todo cristal verde es esmeralda«.

Los valores que destacan a una esmeralda como la más preciada son: que sea natural, colombiana, el color, el tamaño, la forma y su transparencia. Que sea natural y pura 100% es de vital importancia. Todos los resultados que de CDTEC son importantísimos a la hora de comercializar con este producto. En su centro trabajan los académicos más destacados para consolidarse como el centro más puntero del mundo en el análisis de piedras preciosas.

Todos sabemos que las joyas no tienen por qué ser especialmente bellas para alcanzar su mayor valor en el mercado y al final, lo que manda es su producción. Al fin y al cabo es una inversión en el tiempo a largo plazo. Por ello deben ser analizadas y perfectamente conservadas.

Fuente de referencia, Semana.com